Siempre he defendido que una familia no sólo debe recibir un buen trabajo por parte del fotógrafo al que han contratado. También deberían disfrutar de una magnífica experiencia a nivel general. Tanto las atenciones y compromiso antes de la sesión fotográfica así como después de la misma. Y si hablamos del día de la sesión, momento en el que confían el recuerdo de su familia y ponen «en tus manos» a sus más pequeños ya ni te cuento.
Por suerte los clientes para los que trabajo reciben esa experiencia. Casi que podría asegurar que el 100% de familias para las que he tenido la oportunidad de trabajar y han necesitado nuevamente los servicios de un fotógrafo han vuelto a llamar a mi teléfono. No quiero sonar arrogante y pecar de chulería. Para mi es un orgullo que así sea.
Y la parte negativa de todo esto es que me voy dando cuenta que me voy haciendo viejo. Ver a «mujercitas» y «hombrecillos» después de haberlos tenido frente a ti tan pequeños unos años antes… Es muy muy satisfactorio pero,…. ¿por qué tiene que pasar el tiempo tan rápido?
0 Comments