Mes de julio, ola de calor con casi 40º grados a las seis de la tarde. Juan, Dulce y yo comenzamos a debatir que tipo de reportaje postboda les apetecía hacer. Por un lado les apetecía un reportaje de boda urbana pero por otro, esos 40º grados nos casi obligaba a buscar alguna otra opción menos sofocante. Retrasar este reportaje de boda era imposible pues comenzaban a trabajar pocos días después y anularlo también, pues ambos tenían enormes ganas de volver a disfrutar de un momento así ya que el recuerdo en forma de álbum que ya tenían de su boda les había llenado de ilusión. Temían no animarse pasado ya unos meses, así que con calor, lluvia o lo que fuera estaban decididos.
Juan comentó que conocía un pueblo cercano a Sierra Nevada el cual disponía de un paraje natural sombrío y fresco gracias en gran medida al caudaloso río con agua traída directamente de la propia sierra. Definitivamente decidimos ir allí a probar suerte.
Pasados unos 45 minutos de viaje, por fin llegamos a aquel maravilloso lugar alejado de cualquier signo de civilización donde además la temperatura sería notablemente más fresca que en el centro de Granada donde haber llevado a cabo el reportaje de boda urbana.Una gran idea.
Iniciados ya en esta post boda, Juan y Dulce se volvieron a mostrar cómplices a la hora volver a ponerse frente mi cámara, pendientes de todas las indicaciones que de una forma u otra les ofrecía.
Paseamos por aquel maravilloso lugar, subimos alguna colina y hasta nos metimos en aquel congelado río. Pasamos una gran tarde y fotográficamente para mi fue un gran día.
Con este, es ya el tercer reportaje que realizo a esta pareja. Llevé a cabo su preboda, su reportaje de boda y ahora este reportaje postboda. Incluso entre risas y bromas me dicen que tendré que fotografiar a sus hijos en sus respectivos bautizos y comuniones en un futuro próximo. Por el momento, muy feliz de haber sido su fotógrafo de boda y haber compartido ese día tan especial para ellos.
Mi agradecimiento a ellos.
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