El pasado día 3 de agosto tuve la gran suerte de poder ser el fotógrafo de bodas de Joaquín y Encarni, una alegre pareja y padres del pequeño y mi nuevo amigo Joaquín de apenas 10 meses de edad.

Encarni y Joaquín vinieron a verme al estudio una vez tuvimos los primeros contactos a través de las redes sociales. Querían conocerme, saber más sobre mi y mi forma de trabajar como fotógrafo de bodas. Perfecto!!

Ambos tenían claro que querían un reportaje de boda natural, donde no hubiera lugar para artificios y obligaciones de hacer tal o cual cosa e ir a tal o cual sitio. Libertar y espontaneidad absoluta. Bien, yo trabajo así pues como digo y repito, jamás impondré nada a mis parejas de novios. Ellos son los que deben decidir en todo momento que hacer y donde ir (si hay que ir) si bien yo sólo quizá me limite a aconsejar siempre dentro de las expectativas, límites e intereses de ellos.

Me traslade a la casa donde Joaquín y su familia comenzaron con sus primeros preparativos. Más que nervios, lo que tenían era mucha calor así que me limité a hacer las tomas más precisas y marcharme a casa de Encarni donde allí si tendríamos más tiempo y obligación de fotografiar ya que además de la novia, tenía que fotografiar al otro protagonista del día, Joaquín, el pequeño de la familia que también recibiría su primer sacramento, el Bautismo.

Ya en casa de Encarni, el trabajo se multiplicaba ya que además de fotografiar a la novia, tendría que hacerlo con el pequeño que para mi suerte, se portó como un auténtico hombrecito.

Fotografías en la iglesia y un pequeño paseo posterior por los alrededores de la Alhambra ya que el tiempo no permitiría recrearnos más pues la nueva pareja matrimonial tenían intención también de disfrutar de la copa de bienvenida con sus invitados y teníamos aun que ir a las afueras de Granada, lugar de celebración. En definitiva, un reportaje de boda natural y muy completo.

Una copa de recepción en unos jardines maravillosos, una cena estupenda y un baile muy divertido donde ahora sí, novios e invitados liberaron tensiones entre risas, bailes y jolgorio.

En mi caso, como siempre, fotografiando hasta bien entrado el baile y así tener totalmente documentado ese día tan importante para esa joven familia.

3 de agosto, un gran día y satisfactorio para mí como fotógrafo de bodas, y en esta ocasión, también fotógrafo de bautizo. Un dos por uno.

Agradecer a los novios, familia y amigos el trato dispensado hacia mí.